El Génesis y el Patriarcado

La identidad y el carácter de Eva en el Génesis no es un hecho ordenado de manera divina, sino la construcción misógina de escritores hebreos patriarcales.

Cuando usamos el término “hebreo” es generalmente para designar a los patriarcas del Antiguo Testamento, comenzando con Abraham e Isaac y terminando con Moisés. Es decir, apuntando a un período en específico, que abarca aproximadamente 400 años. Comienza en la primera mitad del segundo milenio antes de Cristo, y termina con la conquista de Canaán, hoy Palestina, en el siglo XIII a.C., hecho que sucedió al éxodo de Egipto durante el reinado de Ramsés II (1290-1224 a.C.).

Posteriormente, desde este triunfo liderado por Josué en el siglo XIII a.C., hasta el siglo VI a.C., en que son sometidos ahora por lo babilonios, a este mismo grupo se le llama “israelitas”. Y finalmente, tras su liberación de Babilonia, serán conocidos como “judíos”.

Hablando de forma estricta, es solo después de la conquista de Canaán que los “hebreos” hablan hebreo. Éste es un dialecto del cananeo, una lengua semítica muy fuertemente influenciada por el egipcio y hablada en los reinos de Israel, Judá y Moab entre los años 1500 y 500 a.C.. Es únicamente por razones religiosas que el hebreo a menudo se trata como un idioma distinto.

Al comienzo del periodo “israelita”, las tribus hebreas seminómadas comandadas por Josué vivían en una sociedad preestatal. Si observamos otros ejemplos históricos, es patente que cuando ocurre la formación de los Estados, las mujeres son cada vez más reducidas. Así que, a mediados del siglo XI a.C., es correcto afirmar que se pone en marcha un proceso que las excluyó progresivamente de las actividades públicas y religiosas e introdujo una regulación más estricta en cuanto su sexualidad.

La historia de Adán y Eva relatada en los capítulos 2 y 3 del Génesis se compuso evidentemente alrededor de este tiempo y, se puede afirmar que desempeña un importante papel en la definición de la nueva condición subordinada de las mujeres. Cabe señalar, también, que durante este mismo período se experimentaban cambios dramáticos por el choque de invasores indoeuropeos en el Mediterráneo Oriental. Estos grupos contaban con instituciones sociales y religiosas que eran fuertemente patriarcales y patrilineales. Uno de los cambios que se produjo fue el declive significativo del estatus y el papel de las mujeres.

Aunque no hay ninguna duda de que la estructura patriarcal predomina en la narrativa bíblica, hay evidencia en la Biblia misma, en el capítula 29 del Génesis, que nos dice que anteriormente en algunas tribus había una organización familiar matrilineal y matrilocal. Por ejemplo, los siete años que Jacob pasó al servicio de Labán por cada una de sus hijas, Raquel y Lea, son de acuerdo a las prácticas matrimoniales que mandaban residir en la casa materna tras la unión.

Se ha sugerido que un sistema social no patriarcal en las “matriarcas” Sarah y Rebecca puede explicar finalmente ciertos aspectos de su comportamiento. Es decir, en su abstención de quedar embarazadas o permanecer “infecundas”, se ha percibido un paralelismo con la postura tradicional de las sacerdotisas en su natal Mesopotamia. Es más, también se ha señalado que en la historia de Jacob se dice que cada uno de sus doce hijos se casó con su propia “hermana gemela”, lo que sugiere una forma de herencia de la tierra a través de la madre. Además, se ha argumentado que el uso de la frase del Génesis 2:24, implica mudarse a la residencia de la familia de la esposa, por tanto, igualmente sería indicativo de arreglos matrilocales .

Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

Génesis 2:24

Esto parece haber sido una costumbre cananea, como lo sugiere el relato del capítulo 14 en el libro de Jueces que narra el matrimonio de Sansón con Dalila, una mujer filistea. Se argumentado que esta misma costumbre explica por qué, como lo cuenta el capítulo 24 del Génesis, Abraham envió a su sirviente a buscar una esposa para su hijo Isaac entre sus propios parientes patrilocales en Harán, en lugar de permitirle casarse con una mujer cananea e Isaac entonces adoptara su clan.

Otra instancia, hasta ahora ignorada, que sugiere una estructura social matrilineal, en la que la mujer es la cabeza de la familia, se puede encontrar regresando a la historia de Adán y Eva. Aquí la serpiente no se dirige a Adán, sino a Eva. Las diversas razones dadas por la tradición (ver La Identidad de Eva ) tienden a pasar por alto el hecho de que la serpiente ignora por completo a Adán.

Asimismo se puede señalar que en el período anterior las mujeres también podían fungir como líderes, siendo ejemplo de ello Deborah. O, como se relata de nuevo en Jueces en los capítulos 4 y 5, realizar actos heroicos como Jael, quien mató a Sísara.

Los capítulos 2 y 3 del Génesis marcan el cambio histórico hacia instituciones sociales y religiosas cada vez más patriarcales. Y de igual manera sirvió como un documento clave en apoyo del nuevo orden patriarcal al afirmar el nuevo “orden divino”.

Christopher L.C.E. Witcombe, 2000

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